viernes, 1 de agosto de 2008

Titulcia - Villaconejos - Colmenar de Oreja - Chinchón - Aranjuez - Oreja (sábado 19 de julio 2008)

TRAMO 1 : Leganés - Titulcia (35 km)

Otro sábado más decidimos hacer una escapada por nuestra Comunidad, y esta vez elegimos los pueblos de la comarca de las Vegas, en la zona sur-sureste de la región. La noche anterior había hecho bastante calor y no pude descansar del todo bien, y esto unido a algún contratiempo, hizo que nos retrasásemos algo respecto a la hora prevista. Esta vez, fue Sergio el que se llevó el coche y antes de llegar las 12:30 de la mañana estaba ya debajo de mi casa con Ángel, y con el GPS que ya nos había acompañado la semana anterior.

Salimos dirección Fuenlabrada para coger la M-50 y enlazar con la A-4, para una vez en ella, coger el desvío Ciempozuelos pasado Valdemoro. Seguimos dirección Ciempozuelos con cuidado de no equivocarnos en la rotonda que nos encontramos primero, en la que hay que ir bastante atentos porque si no es fácil equivocarse. Dejamos Ciempozuelos a un lado y enseguida nos sale el desvío hacia Titulcia, nuestra primera parada.



Titulcia ocupa una situación geográfica privilegiada, situada en un cerro entre los ríos Jarama y Tajuña, desde la antigüedad fue un núcleo habitado por celtíberos, romanos y visigodos, siendo los primeros que se asentaron los carpetanos, una tribu celta que ocupó gran parte del centro de la Península alrededor del s.IV a.c. Tras la conquista romana de la Península, la ciudad carpetana pasa a convertirse en un importante cruce de caminos dentro de la ruta que unía Emérita Augusta (Mérida), con Cesar Augusta (Zaragoza), siendo una de las poblaciones más importantes en el tramo comprendido entre Complutum (Alcalá de Henares) con Toletum (Toledo). Se han encontrado bastantes yacimientos de carpetanos, romanos y visigodos.



Actualmente es un pueblo bastante tranquilo del sur-sureste madrileño, que tiene algo más de 900 habitantes. El nombre del pueblo es moderno, y se remonta a un decreto de Fernando VII en 1814, que bautizó a la población así en honor a la Titulcia romana de la que se habla en muchos documentos, la cual se duda que estuviera ubicada aquí o en las cercanías de Móstoles. Su nombre tradicional, desde los tiempos de la repoblación cristiana, en el siglo XII, hasta comienzos del siglo XIX, fue "Bayona de Tajuña", el cual fue cambiado por Fernando VII, debido a los malos recuerdos que le traía la Bayona francesa.

Bien pues llegamos a Titulcia y aparcamos frente a la Plaza Mayor, que a su vez alberga el Ayuntamiento y la Iglesia de Santa María Magdalena. Tras un rápido vistazo, preguntamos por la conocida "Cueva de la Luna" a un lugareño con sombrero de paja, y nos dirigimos a ella sin perder tiempo debido al asfixiante calor.



Llegamos a donde nos había indicado y allí no vemos nada, únicamente un restaurante que tiene buena pinta y que se llama "Mesón Cueva de la Luna". Preguntamos a una pareja y nos dice que la Cueva se encuentra debajo del Mesón, y que hablemos con el camarero que seguramente nos deje pasar. Entramos en el mesón (el cual podeis ver en la foto) y el camarero no nos pone ninguna pega, así que cruzamos una puerta de madera del estilo de las casas que salen en "El señor de los anillos", y nos dirigimos hacia abajo.



Esta cueva se asocia a la leyenda de la aparición de la Cruz al Cardenal Cisneros, que cuenta cómo en enero de 1509 cuando Cisneros viajaba a Cartagena para participar en una batalla en Orán, al pasar por el pueblo (que entonces era Bayona de Tajuña), se le apareció una cruz en el aire, que después volvería a aparecerse dos veces más en su viaje. Esto (que se refleja en un cuadro del s.XVI de un pintor anónimo y que vemos más abajo) , fue interpretado por el Cardenal como una premonición de su victoria, y en honor a ello, mandó construir una Ermita, en cuyas cercanías se dice que excavó unas galerías con unas determinadas proporciones geométricas relacionadas con astrología y la figura de la Luna. La fama de este lugar ha ido variando con los años, aunque hoy en día en los solsticios de verano o invierno, mucha gente se reune para asistir a rezar ,o celebrar rituales relacionados con astrología y la figura de la Luna.


La Cueva de la Luna fue declarada monumento histórico artistico provincial en 1979 por lo que se supone, goza de cierta protección, cosa que al estar allí podemos comprobar que no es cierto. Según se dice, es posible que las galerías fuesen utilizadas épocas pasadas, aunque no demasiado antiguas, como centro de aprovisionamiento o almacén. En cuanto al sello templario, encontrado en su interior, puede ser obra de algún grupo neotemplario decimonónico, aunque también se dice que se construyó sobre las ruinas de la "Casa de las Torres", una antigua fortaleza de orígenes remotos e inciertos.



Según abrimos la puerta, nos encontramos una luz débil que sólo alumbra hasta el final de los desgastados escalones arcillosos, y vemos un cartel que explica de una manera un tanto compleja los fines geométrico-astrológicos del lugar. A medida que bajamos notamos el descenso de la temperatura a pasos agigantados, y comparándolo con el calor del exterior, a veces llegamos a tener hasta frío. Nos encontramos muchas flores y velas que parecen ser ofrendas, y recorremos los distintos pasillos de paredes blancas y suelos arcillosos e irregulares, con la ayuda del flash del móvil de Ángel.



Llegados a un pasillo en concreto donde el terreno es bastante irregular, nos fijamos cómo al final hay unas velas pequeñas ya gastadas, bajo las cuales se encuentran trozos de papel escritos. Decidimos desenvolver uno, y ver qué pone ... "Por mi hijo Juan, que se lo merece" el resto de las letras son ilegibles debido a que la humedad ha emborronado la tinta. Desenvolvemos otro... "Que se acabe la mala racha"... creo que en ese momento ya empezamos a hacernos la idea del concepto de la Cueva y la relación que tiene con la gente que asiste allí.



Vista la Cueva, subimos arriba notando el impresionante contraste de temperatura. Le agradecemos al dueño que nos dejase bajar, y vamos hacia el coche para poner rumbo a nuestro siguiente destino : Villaconejos.

Tramo 2 : Titulcia - Villaconejos (10 km)

Llegamos a Villaconejos, pueblo mundialmente conocido por sus melones, y que incluso tiene un Museo del Melón, pero que está cerrado al ser sábado al mediodía. El calor es insoportable en ese momento, y se hace bastante difícil estar en la calle.



El nombre del pueblo tiene su origen como se puede suponer fácilmente, en la multitud de conejos que habitaban por la zona e incluso aún hoy llega a haber. Muy cerca de aquí pasaban dos calzadas romanas : la de Urci (Huércal, Almería) a Flaviobriga (Castro Urdiales, Cantabria), y estas importantes vías hicieron que por aquí pasasen también los árabes con el general Tarik. La villa empieza a adquirir mínima importancia alrededor del s.XIII.

Vamos paseando por el pueblo, y enseguida llegamos a lo que parece ser la plaza principal. Decidimos comprar una botella de agua (que nos vino de lujo), en la típica tienda de pueblo que tiene de todo. Enseguida llegamos a la plaza de la Iglesia de San Niocolás de Bari, donde dos viejos lugareños charlan sobre sus cosas.



Echamos una foto y rápidamente decidimos volver hacia el coche, puesto que no hay mucho más que ver y el calor es muy difícil de soportar, y más aún si has dormido poco y mal la noche anterior. De camino hacia el coche nos cruzamos con un par de grupos de mozas villaconejeras muy monas ellas, y pasamos por una típica discoteca de pueblo, llamada Ku 2000, que tiene pinta de pertenecer a la época de finales de los 80 y principios de los 90 por el dibujo y diseño de la fachada, y por el nombre que es igual al de la mítica sala que causó furor en Ibiza y Donosti.



Aunque no sabemos si seguirá funcionando, nos parece curioso y le echamos una foto. Ya con el hambre apretando, nos dirigimos a Colmenar de Oreja, sitio que también estaba incluído en nuestra ruta.

Tramo 3 : Villaconejos - Colmenar de Oreja (10 km)

El trayecto es cortísimo y llegamos enseguida a Colmenar. Aparcamos y enseguida nos asombramos de la increíble belleza de las muchachas colmenaretas, al menos de las que vemos por la calle. El calor también es difícil de soportar, y vemos cómo la famosa Plaza Mayor que tanto ha salido en películas, está en obras, con lo cual una rápida foto para tomar constancia de nuestra presencia, nos hace irnos deprisa a coger una panorámica del pueblo magistralmente captada por Ángel, y que forma parte de la cabecera de este blog. La construcción de la Plaza Mayor se inicia en 1676 y se acaba en 1794, y es uno de los magníficos ejemplos de las típicas plazas porticadas castellanas. En ella también podemos encontrar la Casa Consistorial, la del Pósito, y los Jardines de Zacatín.



De Colmenar destacan sus vinos de la denominación de Origen "Vinos de Madrid", y sus aceites. Pero también sus famosas canteras, de las que salieron muchas de las piedras con las que se construyeron edificios de la talla del Palacio Real de Madrid, o de la Fuente de Cibeles, tan apreciada por los seguidores de "cierto" equipo de fútbol. También son destacables sus hornos en los que se hacían tinajas de barro cocidas.



Tras hacer un poco el tonto por la calle y ver que el tiempo no acompañaba para tales menesteres, hacemos unas fotos junto a la Iglesia de Santa María la Mayor, construída por la Órden de Santiago en el siglo XIII y posteriormente ampliada en el siglo XVI. Rápidamente vamos en busca de nuestro coche, pues aún nos espera Chinchón, y ya el hambre se hace difícil de soportar. Buscamos de nuevo el coche por las calles, en las que apenas se ve gente y donde el calor campa a sus anchas.



Justo cuando nos subimos, un chaval que venía con una bolsa de pan, tropieza con las chanclas con un adoquín y se pega una ostia de impresión (siento la expresión, pero es que era necesaria). Se levanta y se nos queda mirando y riéndose de sí mismo (qué vas a hacer en esa situación también..), aunque ninguno de nosotros nos reimos, bueno yo sí pero unos segundos después porque era inevitable. Con buena música acompañándonos en el coche, nos dirigimos a Chinchón ya pasadas las 3 de la tarde.

Tramo 4 : Colmenar de Oreja - Chinchón (4,5 km)

En Chinchón el calor era asfixiante. Aparcamos el coche lo más cerca posible de la Plaza Mayor, aunque nos tocó dar un paseo bien majo. Chinchón se encuentra en plena cuenca del Tajo-Jarama, entre los altos del páramo y las vegas del Tajuña. Su especial condición geográfica, propició desde siempre asentamientos humanos en sus tierras. Desde el Neolitico, por aquí podemos probar que han pasado celtíberos, romanos, musulmanes, y por último cristianos. Éstos, dirigidos por Alfonso VI, usaron este pueblo como bastión para tomar las fortalezas almorávides que había en los alrededores, en plena Reconquista. En 1974 fue declarado conjunto histórico-artístico, destacando su Plaza Mayor como monumento principal. De forma irregular y típicamente castellana, esta plaza fue construída en el siglo XV y acabó de cerrarse en el XVII. Los edificios que la conforman son de tres plantas, y dentro de ella, han tenido lugar muchas actividades : corridas de toros, ejecuciones, actos religiosos, políticos y militares, juegos, proclamaciones, fiestas reales, y por supuesto..corral de comedias, algo especialmente castizo.

Una vez en la Plaza, y tras echar las fotos de rigor, elegimos una terracita donde sentarnos a tomar una cerveza como Dios manda, que el cuerpo ya nos la estaba pidiendo a gritos. Enseguida nos atendió una camarera que era (y estaba) bastante maja. Terminadas las cervezas, nos fuimos al "Mesón Cuevas del Vino", bastante típico en la zona. Allí nos pedimos unas migas, chorizos a la brasa y una frasca de vino. El sitio está declarado de interés turístico y enclavado en una antigua casa de labranza con más de 300 años de historia. Fue increíble comer y poder pasar un rato agradable al lado de un viejo molino de aceite, cuevas, lagares, y grandes hornos de leña, incluso un fuelle de un tamaño exagerado que nos llamó muchísimo la atención.



Tras acabar de comer los últimos de todos, salimos del restaurante, y nos dirigimos de nuevo a disfrutar de la plaza. El calor seguía siendo asfixiante, y entramos a un bar situado en una esquina de la misma, y que tenía la música puesta bastante alta. Sonaba flamenco y la gente tomaba la copa y el café. El camarero estaba comiendo y tuve que interrumpirle para pedirle un patxaran. Sergio y Ángel pidieron un helado pero como no tenían, fueron a comprárselo a una tienda que había enfrente. Tras disfrutar de postre y copas, fuimos a visitar los alrededores de la plaza que nos faltaban, la vieja casa de la cadena (actualmente en venta), donde se dice que una noche durmió el mismo Felipe II, y el Parador que está al lado de la casa de la cadena. La sobremesa ya había pasado, y la tarde empezaba a entrar en su apogeo. Decidimos poner rumbo a Aranjuez.

Tramo 5 : Chinchón - Aranjuez (23 km)

Llegamos a Aranjuez, y encontramos ciertas dificultades para aparcar, aunque no demasiadas pues siendo sábado pensamos que sería bastante más difícil. Nos dirigimos al recinto del Palacio Real, pasando antes por la enorme plaza que hay junto a la Iglesia de San Antonio, donde había una boda y no pudimos entrar, aunque sí estuvimos un un rato haciendo el tonto y echando algunas fotos. Entramos al recinto del Palacio y de los jardines, donde seguimos la sesión fotográfica. También allí había otra boda y junto a la plaza de Palacio, el fotógrafo estaba retratando a los novios con las típicas fotos, y Sergio aprovechó para retratar la escena siendo fotógrafo del propio fotógrafo. Yo ya había visto el Palacio, aunque mi idea era volver a entrar de nuevo, cosa que no pudimos hacer porque hacía unos minutos se habían acabado las visitas.

El Palacio Real de Aranjuez, es una de las residencias del Rey de España, situado a orillas del río Tajo, es gestionado por Patrimonio Nacional. Felipe II encargó el proyecto a Juan Bautista de Toledo, que murió durante su construcción, y tuvo que ser su discípulo Juan de Herrera quien acabase la obra. En el reinado de Fernando VI, el Palacio se amplia bastante, y ya con Carlos III en el trono, se construyen dos grandes alas que conforman el patio de armas.



A pesar de no poder visitarlo por dentro, disfrutamos del bonito edificio y nos tumbamos un rato al cesped, aunque poco pudimos disfrutar del descanso porque rápidamente vinieron los vigilantes y nos tuvimos que levantar y volver a la realidad, que era continuar por los mágicos alrededores de Aranjuez, bordeando los impresionantes Jardines del Príncipe alrededor del Tajo. Estos jardines están bajo protección del Patrimonio Nacional, y en el año 2001, la UNESCO les otorgó el título de Patrimonio de la Humanidad. Regados durante años por las aguas del Tajo y del Jarama, son los más importantes del período de los Habsburgo en España. Lo que se denominan "Jardines de Aranjuez", están formados en realidad por 4 jardines cuidadosamente decorados y cuidados, que son : Parterre, del Príncipe, de la Isla, y de Isabel II. Nosotros sólo estuvimos en la parte correspondiente a los del Príncipe (junto a la misma orilla del Tajo), donde accedimos a través de un puente de metal y cemento, antaño puente de madera que se descolgó, y causó la muerte de unos turistas ancianos. A los de la Isla, accedimos bordeando el palacio en una bajada del río donde reposaban multitud de patos que estaban allí pasando tranquilamente la tarde, donde pudimos hacernos fotos con Diana y Hércules, representados allí en forma de escultura.



Una vez dimos una vuelta por los Jardines (verlos todos hubiera sido imposible en una tarde), cogimos el coche que habíamos aparcado junto a la Iglesia de San Antonio, y paramos en una especie de kiosko-restaurante, junto a un merendero que estaba en medio de una pradera rodeada de árboles. Allí compramos agua y tabaco, y preguntamos por nuestro siguiente destino, el pueblo abandonado de Oreja. Hacia allí vamos mientras la tarde empieza a tocar a su fin.

Tramo 6 : Aranjuez - Oreja (9 km)

Saliendo de Aranjuez, la carretera comienza a adquirir un trazado bastante irregular, con un asfalto muy antiguo y en malas condiciones, aunque esto le da un encanto especial al camino. Llegados a un punto, comprobamos que el asfalto se acaba y el camino comienza a ser una especie de pista forestal de tierra y piedras. Pasamos una venta junto al camino, y nos detenemos en un campo de cardos mientras el Sol parece que nos empieza a avisar lentamente de que se marchará en poco tiempo. Rápidamente notamos que ese será el momento del día ... ventanillas bajadas, sonando una sesión de Sven Väth, con un tema que para ese momento no podía ser mejor. Mientras suena la voz de la tenor del "Viktor Casanova" de Italoboyz, nos encontramos en el campo de cardos, con la luz especial de ese momento del día, divisando en un lado la llanura de la vega del Tajo, y en otro lado el acantilado donde cerca se alza el imponente castillo de Oreja, ya perteneciente a la vecina provincia de Toledo.



Disfrutamos haciendo fotos con la magia del momento, donde sólos en medio de ese campo de cardos llenos de flores azuladas y moradas, con una luz especial, escuchamos ese tema de fondo que colorea de sonido el momento. Continuamos hacia adelante metiéndonos en una polvareda que habían dejado un par de coches que iban por delante. Llegados a un punto del camino, podemos deducir que nos hemos pasado el desvío y tenemos que volver. Preguntamos a un coche con el que nos cruzamos, y nos indica el camino. En cuanto lo vemos, empezamos a dudar si subir dicho camino con el coche, ya que a simple vista parece estar en unas condiciones muy complicadas. Nos bajamos, me fumo un cigarro y empezamos a pensar qué hacer. Subir a pie sería absurdo, porque tardaríamos más y cuando quisiéramos llegar ya sería de noche, pero subir el coche sería arriesgado porque desconocíamos como estaría el camino por ahí arriba. Veo a dos chicas que parecen de raza gitana y que bajan con un "quad" a toda velocidad. Les pregunto y dicen que "no vamos a tener el mayor problema yendo despacio" y que "no está nada lejos". Decidimos hacerlas caso y la jugada nos sale bien. Llegamos al pueblo, y la luz empieza a ser más débil. Nos encontramos en lo que hace muchos años llegó a ser un núcleo de población importante de la zona, la antigua ciudad de Aurelia, de fundación romana, que mucho después pasó a ser el pueblo de Oreja. Allí podemos ver un montón de casas de piedra, la mayoría en un estado ruinoso avanzado, y alguna un poco mejor conservada. Más adelante vemos una ermita la cual sí está en perfecto estado. Junto a ella un grupo de personas están reunidas sentadas y pasando la tarde. Damos una vuelta rápida y enseguida vemos el pueblo.



Nos dirigimos hacia el castillo, y para llegar hasta él hemos de sortear desniveles de terreno bastante peligrosos, y una vez arriba vemos que en el suelo hay agujeros de un tamaño razonable producidos por la erosión, que de no habernos fijado, podían haber sido trampas fatales debido a la falta de luz de esos momentos. Nos acercamos al objetivo, que está formado por una fuerte y alta torre rectangular cercada por una muralla que sigue la línea irregular del abismo al borde del cual se levanta nuestro castillo, y desde donde se vigilaba gran parte del valle. El castillo hoy en día es propiedad del Ayuntamiento de Ontígola, (municipio al que pertenecen los términos del antiguo pueblo de Oreja), y está en un estado de ruina avanzada. Parece haber quedado enterrado en el olvido, pero hubo un tiempo en que no fue así. Primero fue de los musulmanes, y luego pasó a ser de Alfonso VI de Castilla, debido a que se casó con la princesa musulmana Zaida. Tras la batalla de Uclés, donde los cristianos sufren una severa derrota ante los musulmanes, el castillo se perdió y fue a parar a manos de Mazdalí, quien lo usó como punto de ataque contra las tropas castellanas, las cuales en 1132 volvieron a sufrir otra severa derrota en las cercanías del castillo. Pero poco tiempo después, en 1139, Alfonso VII de León asedia el castillo durante 6 largos meses, apoyado por tropas cercanas de Toledo y Extremadura, y por otras provenientes de León y Galicia, y derrota a los musulmanes, que se rindieron por hambre y sed. El castillo y villa, se repoblará con cristianos, a quienes se otorgará un fuero. Se restaura entonces el castillo, y se cede a la Orden de Santiago, que lo usaría contra los almohades, y ya en el siglo XV se cede a Gutierre de Cárdenas, para pasar por último por manos de los Condes de Colmenar y de los Duques de Frías (todos ellos nobles de la España de aquellos años).

Tocamos sus piedras y nos vamos con la sensación de haber tocado un poquito de historia. No entiendo cómo un edificio con este pasado, puede estar así de abandonado. En fin.. este país es así. Al volver al coche, me apoyo en el suelo para mantener el equilibrio y como ya apenas se veía pues prácticamente había oscurecido, me clavo unos pinchos de una planta en la mano, que menos mal que enseguida me los pude sacar, porque si no menudo viajecito de vuelta hubiera pasado. Nos montamos en el coche, y cansados volvemos a Madrid. Ya ha anochecido. De nuevo ha sido un gran día, un día para recordar.

1 comentario:

Unknown dijo...

Menudo dia de calor!! jajaja

Otra buena ruta que merece la pena hacer y sin tener que salir de Madrid.

Una fantastica excursion para ver estas poblaciones tan pintorescas, sobre todo Chinchon y Aranjuez, que tienen algo especial que hacen que nunca te canses de visitarlas y que son un lugar perfecto para pasar el dia.

Ademas, de como bien dices Pepe, esa tarde vivimos un momento unico cruzando en aquella tarde de verano, mientras veiamos el atardecer, aquel campo inmenso de cardos florecidos, algo impresionante que se graba en la memoria.

A ver si en el verano la podemos repetir e ir a los jardines y a Oreja a pasar la tarde. Angel tu tambien te tienes que apuntar!

Un saludo!!